Las lluvias suavizan el frío en la fiesta de la Inmaculada.
Noviembre ha dado paso a un mes de diciembre helado y bajo cero, con nieve cubriendo someramente los campos de la Vega y las temperaturas muy bajas, mediando los cuatro grados bajo cero. Las lluvias que ha traído la última borrasca, después de fuertes aires y molestos vientos, han dejado cerca de quince litros en las vísperas de nuestra antaño importante fiesta local de la Inmaculada Concepción.
Aún se ven tractores sembrando, que la campaña de este año se ha retrasado igual que las necesarias lluvias, pero los campos ya ofrecen ese tímido color verde que hace de los campos de la Vega ese vergel productivo que siempre ha sido y que tanta ayuda necesita ahora como en todo el país.
Una misa de festivo y la procesión de la imagen de Nuestra Señora, son los restos de una fiesta que debemos cada vez reivindicar más y no perder. La humedad de la climatología no ha acompañado mucho al lucimiento de los festejos, pero en el ánimo de todos ha estado el recuerdo de aquellos días otrora felices y ahora añorados.
En la iglesia hay que poner el Belén, que la Navidad está aquí en breves días y esos pequeños detalles dan vida a este pueblo que le hace mucha falta.