La selección española campeona del mundo.
La selección española de fútbol rompió la historia, las estadísticas y los medios. Se alzó como campeón del mundo de fútbol, confirmando todas las predicciones que reinaban en el corazón de todos los españoles.
También en la Vega se vivió con ilusionante emoción y tensión hasta el final, el desarrollo del partido. El rival, indigno de estar en una final y de competir con la selección española, por la rudeza de su comportamiento y suciedad en el juego limpio que tanto se profesa, sacó de quicio a los aficionados que en sus casas y en el bar veían como el desarrollo del partido no correspondía a las expectativas que había levantado una selección ganadora como la española. Vega de Santa María había vivido con pasión los previos del partido y las banderas de España y los colores rojo y gualda asomaban por balcones y en coches del todo el pueblo, Aun, semanas después de esta gesta, las banderas siguen allí y hay quien no la va quitar nunca mientras el recuerdo de los campeones siga latiendo.
Acabando la prórroga, y con la amenaza de los aleatorios penaltis latiendo, una magnífica definición del manchego Iniesta, hizo que la "novia del fútbol" como es conocida la furia española, pasara a ser la "campeona del mundo". Vega de Santa María estalló, como toda España, en un solo grito, el del gol, y los abrazos y vivas cubrieron el aire de fiesta y de celebración merecida.
Inteligencia, primor con el balón, esencia del toque y paciencia en los argumentos futbolísticos, elevando el concepto del tiqui-taca a la quintaesencia del buen gusto, enamoró también a los vegueros.
Arrebatados los aficionados de Vega de Santa María con el juego de España, frente a un equipo que no había perdido en los últimos tiempos, la final podía haberse declinado a cualquiera de los dos lados, pero "la furia" lo merecía mas y el corazón de los vegueros latía a favor de España, vibrando con las intervenciones del salvador Iker Casillas.
La "naranja mecánica" funcionó a la perfección y para parar a la "furia española", sólo faltas y agresiones al límite de la permisibilidad de un arbitro que no mereció estar en la final, ni tener el privilegio de ser el juez que vio más cerca que nadie como España se convertía en el mejor equipo de fútbol del planeta.
La historia pagó la deuda: España se convirtió en la campeona del mundo en el Soccer City de Johannesburgo. Y la afición de la Vega no olvidará fácilmente una noche, la del once de julio, de celebraciones que se merecían.
Noche de celebraciones
El bar fue el lugar de encuentro más notorio donde los aficionados manifestaron sus sentimientos pues había ganado España la final del mundial de fútbol ¡Y sonaron los cohetes! Los cánticos al unísono, mientras se lamentaba que el pilón, antiguo destino de músicos malotes, se haya tapado para celebrar allí estos éxitos. Se vieron ¡cómo no! las camisetas rojas de los aficionados y las banderas de España. "¡Yo soy español, español, español!", "campeones, campeones, campeones!", ¡Habíamos ganado la final!, ¡Éramos campeones del mundo! Y la fiesta continuaba alegremente entre risas y abrazos de unos y otros.
El bar era un bullicio de alegría que aumentaba a medida de cómo la tele repetía el gol, de Iniesta y Casillas levantaba la copa. No faltaban besos y abrazos.
La noche avanzaba, mientras las tensiones contenidas con la emoción del partido, se liberaban y salían despavoridas efusivamente mezclando la mistad y la alegría.
España era el equipo campeón del mundo y la Vega no era ajena al gozo y satisfacción general de todo el país.
¡Sí, sí, sí, nos vamos a Madrid!
Los jugadores llegaban a Madrid en ese lunes de recibimientos oficiales y había que ir a verlos. Mucha gente acompañaba el recorrido del autobús por las calles del circuito, para saludar a los jugadores, hasta donde se organizó, en la explanada del rey, bajo la estación del Norte de Príncipe Pío, un recibimiento donde acudió un número exagerado de personas que, con la camiseta roja y las banderas de España, se identificaban con el éxito más grande de la selección española. Las calles de Madrid estaban llenas y el set de prensa abarrotado de medios de comunicación para contar lo que pasaba. La página web de la Vega estuvo allí, pidiendo un saludo a David Bisbal para el pueblo de Vega de Santa María, a Bustamante que también participaba en la fiesta, conversando con Camacho y con la compañera Sara Carbonero. Todos supieron que se había ensalzado a la selección en la Vega, en una memorable fiesta que promete repetirse con cada éxito de la "furia española".