Lluvia de oro
Abril y Mayo componen el año, dice el refrán y a fe que esta vez los 35 litros del jueves y viernes último de este mes de mayo, han traído otro color más vivo a los campo, que parece que van a poder granar con mejor brío, ante estas lluvias que se resistía a agraciarnos.
La cosecha que se presenta, tiene mejor pinta con esta agua última que permitirá ahijar a la planta y granar en mejores condiciones la espiga.
Sólo falta que los precios se animen más allá de las 18,50 pesetas que se ofrecen en tierras burgalesas, donde la cosecha también parece abundante y los agricultores se libren de la peor plaga que les azota últimamente y que se relaciona con los intermediarios.
Los campos ofrecen una estampa deliciosa, venciendo de nuevo los verdes ante los amarillos cálidos que estaban truncando las perspectivas de los agricultores.
La hierba es abundante y también sonríen los ganaderos, con medio gesto sólo, que los precios quitan las ganas de aventuras a los arriesgados titulares.
La temporada de la PAC, ha terminado arrojando las mismas amenazas de siempre: que cada vez se cobra menos, que esto se acaba y que producir cereal no compensa. Lo deben saber ya los dirigentes europeos y han determinado dar las ayudas como se dan las limosnas, sin premiar el esfuerzo, sin preguntar el destino y sin importar el futuro.
San Isidro sabe de buenas cosechas mucho, pero de burocracia entiende lo justo y eso lo olvidan los señores que negocian en Bruselas y que cada vez dejan más descontento al campo español.