Preparando la Semana Santa
Hasta el clima se ha puesto de acuerdo para acudir a la gran cita con la Vega de la primavera: la celebración de la Semana Santa.
Este anticipo a las vacaciones nos ofrece un bonito aspecto del pueblo con su tranquilidad de siempre y su señorial y altiva ruina del castillo mirando fija a la iglesia de allá, mientras las tres parejas de cigüeñas crotoran encima de los nidos donde pretenden sacar adelante su prole.
Este año, al parecer, ya están preparados los carros para llevar las imágenes. Los han vestido con paños acordes a la celebración y pretenden poder suplir la carga de las imágenes a hombros. Dicen que es para que los jóvenes canten los romances y porque pocos quieren cargar hoy con los palos que otrora fueran causas de peleas.
Lo cierto es que lejos de promocionar la Semana Santa de la Vega como algo típico y resaltable por la capital y zonas aledañas, la estamos dejando en el olvido más absoluto, donde la parroquia y el ayuntamiento guardan la cabeza debajo del ala e intentan solucionar los problemas prostituyendo la tradición.
Los pasos se deben llevar a hombros, como nuestros abuelos vieron desde niños que los llevaban sus abuelos, como nosotros los hemos llevado siempre y hemos vistos desde niños llevarlos a nuestros abuelos. No podemos permitir que nuestros nietos no vean la continuación de esta tradición por la ineficaz actuación de cuantos tienen responsabilidad.
La parroquia no duda en poner carteles anunciado que se han recogido unos mínimos €uros en la Campaña contra el Hambre, y otras parecidas que hablan de dineros y contribución de los fieles, pero no hay un cartel especifico que invite a venir a la Semana Santa de Vega de Santa María, tan típica y tradicional como pocas en la provincia.
El Ayuntamiento no se da cuenta que cada vez somos menos y para ser más, hay que valorar lo nuestro y promocionarlo hasta el límite de las posibilidades.