Llegó el otoño.
Mientras esperamos las lluvias que pongan el terreno en condiciones para la siembra, el pueblo recibe a la nueva estación otoñal con la tranquilidad de siempre. Los preciosos atardecerse acompañados con unas temperaturas aún benignas, hacen de las tardes de la Vega una emulación del Paraíso Terrenal.
La actividad productiva ha parado, en una siesta de la que no despertaremos hasta que lluevan unos ochenta litros que necesita el campo para empezar arar con los tractores hoy dormidos. Sólo la obra de las casas de los maestros pinta de algunos escombros las calles del pueblo.
El ansiado agua del cielo, es esperado también para que se lleve el negro color de las cenizas del último fuego y trace con el verde fresco de la incipiente hierba, colores bellos que adornen los alrededores del "Polideportivo Fernando Hernández".
La consulta del médico se sigue pasando en el Centro de Usos Múltiples aunque parece que ya la obra del Centro de Salud está tocando a su fin con la brocha del pintor.
Desde el pueblo se ven las naves de engorde de pollos de Mario que ya van tomando forma y seguro que son fuente de prosperidad y progreso.
Ha empezado el curso y se hecha de menos que los niños vayan a la escuela y los maestros inicien las tareas en el aula de la Vega como hace sólo unos pocos años.
La casa de campo sigue saltándose la legalidad y ahora ocupa tierras que no son de la propiedad de la promotora para pasar el cableado de la luz de una finca a otra. La gente no ve nada bien esta iniciativa y acabe como acabe el asunto no será bien recibida en la localidad los habitantes de esta casa espía del Gran Hermano.
El circuito parado, que la crisis ha cerrado el crédito al inversor y nos da prorroga de ruido y peligrosidad en la travesía del pueblo.
La temporada de caza empieza en breve con la polémica de la declaración de Las Barrancas como monte de Utilida Pública que gestiona la Junta
El otoño llega y seguro que con él las buenas noticias.