Notable descenso del padrón municipal
Tras las pasadas elecciones europeas se puedo comprobar como el padrón municipal va descendiendo considerablemente, hasta el punto de que los llamados a las urnas fueron 101 personas. Esto significa un considerable descendo de los empadronados en la Vega, que afecta principalmente a la vida social del pueblo, a la trascendencia del mismo en nuestro entorno, a la vitalidad propia de la población, y en el orden político, a la forma de elegir nuestros representantes municpales. Si hasta ahora se hacía mediante candidaturas, con menos de cien habitantes, la administración local se rige por el sistema de concejo abierto.
Cuando la población urbana ha tendido a salir de las incomodidades de la capital y a establecerse en las pequeñas localidades, en la Vega el movimiento ha sido al contrario. Esta es una de las consecuencias de la despoblación.
Pero la principal es la pésima gestión municipal, incapaz de fijar población joven al noofrecer terreno para viviendas de protección oficial, al permitir desmanes y derechos de los ciudadanos de fuera antes que a los propios (no olvidemos la alfombra tendida al promotor del circuito, a la casa de campo de la charca de arriba, a los de la urbanización de Navares, y a todos cuanto han picado por aquí).
El pueblo está lleno de ruinas, sin que la acción municipal intervenga para embellecer el entorno condicionando a sus dueños, a ennoblecer el entorno. No ha sido capaz de gestionar ni facilitar las diversas opciones que han venido para construir en el casco urbano, y lo peor de todo es que las ilusiones dle equipo municipal han envejecido a la par que nuesto alcalde, al que tiene que escuchar en la barra del bar que "¿cuándo vas a dejar al pueblo en paz?".
Muchas son las preguntas que hay que contestar: ¿para qué quiere el ayuntamiento las tierras, mal gestionadas y con escasísima renta? Es prioritario el trueque de esos bienen por terreno urbanizable en el casco urbano para constriur viviendas sociales.
La Vega necesita gente de cutio, población en invierno, que formen una comunidad y un núcleo poblacional unido, hermanado, compartiendo las bondades de esta tierra.
La manipulación del padrón municipal es un delito y cualquiera ha tomado constancia de cómo en las pasadas elecciones municipales empadronados en la Vega en un domicilio ficticio y no residentes daban testimonio de este fraude. Por otro lado, los mismos concejales del ayuntamiento de Vega de Santa María han preferido empadronarse en la capital y en otras localidades antes que en su pueblo: han soltado las obligaciones morales pero no la teta de la vaca.
Todas estas políticas de regeneración, que en otros municpios cercanos al nuestro son prioritarias, y a poco esfuerzo que han hecho han dado sus frutos (citemos Velayos, Gotarrendura, Mingorría, Villanueva de Gómez, las Berlanas...), pero el árbol de la Vega no da frutos, pues está sustentado en ideas antiguas, arcaicas, caciquiles, que miran primero el interés propio y de los allegados, y luego, muy remotamente, el de todos.
La ausencia de gente en la celebraciones más representativas de nuestro pueblo como las fiestas de agosto o Semana Santa, se suplen con parches y chapuzas (montando las imágenes en carros, gastándose excesivo dinero en infructuosas orquestas precedidas de ridículos discursos), cuando la solución viene por trabajar más por la comunidad, y quien no esté dispuesto a ello que vaya buscando el cartel de exit.