El petrozoomorfo de Vega de Santa María.
Una piedra encontrada en el término de Vega de Santa María, tiene el aspecto de ser un verraco vettón.
Se trata de una piedra de gran tamaño, de una tres toneladas de peso, que estaba enterrada y ha aflorado al roturar la finca donde se encontraba.
La piedra tiene forma de un verraco como el de los vetones, con el lomo y la parte trasera muy definida y donde se adivina una cabeza de cerdo como las que tallaba este pueblo prerrománico.
Puesto el hecho en conocimiento de los técnicos en arqueología de la Junta de Castilla y León, no ha habido un pronunciamiento al respecto para definir el hallazgo.
El hecho de que se encontrara en un lugar que es límite entre dos poblaciones prerromanas, como los pueblos vetton y arévacos, puede dar sentido a que fuera una señal como límite de las tierras de unas tribus y otras. Los cercanos hallazgos en Santo Domingo de las Posadas, donde se han catalogado dos verracos de piedra, da fuerza a esta teoría.
Además de los arqueólogos de zona, dependientes de la Junta de Castilla y León, se ha invitado a la investigación al prestigioso experto en arqueología don Mariano Serna Martínez.
Si bien se conoce poco del comportamiento y dedicación de los pueblos de la Prehistoria de esta zona de Vega de Santa María, (salvo lo que pueden revelar los yacimientos del Bronce que salieron a la luz en lugares cercanos y algunos hallazgos del Calcolítico que parecieron en la excavaciones para hacer el circuito de la Vereda de las Vacas) y menos de la Protohistoria, de lo queda constancia es que este territorio fue frontera entre los pueblos arévaco y vettón, y que los vettones acostumbraban a tallar en granito las famosas figuras zoomorfas representativas de toros y cerdos conocidas como “verracos” cuya exacta función sigue hoy siendo un misterio.
La gran piedra encontrada en el término municipal de Vega de Santa María, tiene en apariencia, unas marcas que aparecen en el costado izquierdo del petrozoomorfo, son rasgos propios de los arados, pero también pueden adivinarse algún rasgo como alguna cruz.
El símbolo más claro de que se trata de una representación de animal sobre la piedra, es una cazoleta cónica situada en el lugar donde correspondería tener el ano.
Se desconoce cual era la función de estos toros o verracos, si eran motivos religiosos, implorando protección, o bien marcando límites de territorio.
De momento se está estudiando lo que pudo representar esta piedra y que era, si un verraco vettón, uno de esos llamados “verracos simulados” de los que hablan algunos autores como Sonsoles Belmonte, Roberto Cárcamo o Luís Gallego.
Lo curioso es la funcionalidad que pudo representar en otro tiempo la piedra, incluso si se determina que no hay ninguna huella de haber intervenido en ella la mano humana. Pero ésta sí la tiene, una típica huella que presentan todos los verracos de época vetona: una cazoleta marcando su ano.
Es una característica determinante de las figuras zoomorfas de gran tamaño, como la de los toros de Guisando por ejemplo, que presenten un agujero en la parte donde se presume pudiera tener el ano, como ocurre con esta, lo que le da al descubrimiento de Vega de Santa María, un valor extraordinario y una característica que la eleva a la de hallazgo prehistórico si precedentes.