Madrid- Vigo por la Vega
En el año 1912 reinaba en España Alfonso XIII, casado con doña Victoria Eugenia de Battenberg y era presidente del Gobierno Álvaro Figueroa y Torres Mendieta, conde de Romanones del Partido Liberal que fundara Mateo Sagasta.
Era Papa San Pio X y obispo de Ávila Joaquín Beltrán y Asensio.
Fue el año en que se hundió el Titanic, el 14 de abril.
En la Vega era alcalde Daniel Jiménez y formaban concejo Ulpiano Jiménez, Servacio García, Antero Fernández y Valeriano García Jiménez que había sustituido al recientemente fallecido concejal Juan Rivero Mayoral. Era secretario del Ayuntamiento Román Jiménez. Empezaba sus servicios como alguacil Francisco Gallego Jiménez que sustituía al fallecido en año anterior Ildefonso Berrón Mayoral. El sacerdote era don Segundo Nieto Alfayate. El médico era don Felipe Marcos Merino, que comenzó en 1906 ostentando el cargo como interino. El veterinario era don Mariano Martín Fernández, residente en Pajares. La farmacia estaba en Velayos siendo regida por doña Ambrosia Andrés García, viuda del titular Juan Candil. Hacía poco que en marzo, se había concluido la reparación de la casa de pobres que había llevado a cabo el maestro albañil de esta localidad Fabián Álvarez.
La preocupación prioritaria en el pueblo era la sanidad, dado que había una epidemia producida por un germen colérico “que viene amenazando a nuestro país”. En este sentido se acordó el 9 de junio de 1914. “estar preparado el local por si esto desgraciadamente ocurre y poner todos los medios de desinfección y aparatos que a la categoría de este pueblo le corresponde estar previsto, pues con la consignación de las ciento cincuenta pesetas presupuestadas en el ejercicio corriente, entiende que son suficientes para atender a los gastos que con tal motivo pudieran ocasionarse. Y después de congratularse de la pureza de las aguas, adoptaron como medidas preventivas en pro de la higiene y salubridad pública, haberse hecho desaparecer los muladares de los caminos más transitables e inmediatos a la población, limpieza general de la vía pública, blanqueo de las casas de los vecinos y extracción de las basuras acumuladas en las cuadras y corrales de las mismas”. El local no era otro que el sito en la calle Los Barreros, primero casa del médico y posteriormente escuela de niñas.
El dos de junio de este año de 1912, en Vega de Santa María, se reunió como cada domingo en su Casa Consistorial, a las once de la mañana, la Corporación, y tomó entre otros, el acuerdo de que “don Anselmo López Vega, alcalde de Velayos, lleve la representación del municipio para hacer las gestiones necesarias para construir por cuenta del Estado un nuevo puente donde hoy existe el titulado de Navares y carretera que de San Pedro a Maello había de poner en comunicación con la estación de ferrocarril de Velayos, según el suprimido plan de carreteras por donde tenía que cruzar la de Villacastín a Vigo”.
La historia de la Vega pudo cambiar considerablemente si la carretera de Madrid a Vigo, se hubiera proyectado por aquel trazado antaño señalado, que cruzara Navares. El puente se construyó un poco después, sin que las gestiones de aquel alcalde de Velayos fueran eficaces y el germen colérico se llevó la vida de algún joven al margen de las medidas sanitarias tomadas. El pueblo cambió de aspecto y el blanqueo de las fachadas de sus casas y la limpieza y el empedrado de sus calles fue efectivo y muy reconocido por los viajeros de otras localidades, que tenían en la más alta consideración al pueblo de la Vega..