EN EL RECUERDO: NUESTROS ABUELOS

La Vega, como la conocemos hoy, es el fruto de muchas generaciones de hombres y mujeres que nos precedieron, que vivieron aquí y fueron configurando este magnífico lugar, para que hoy tengamos a nuestro pueblo, como realmente es. Ellos, por su labor abnegada, por sus sacrificios y esfuerzos realizados para entregarnos un pueblo mejor, merecen este homenaje y todo nuestro reconocimiento. Para ellos, lancemos al cielo un grito sincero de reconocimiento: ¡Gracias abuelos!

La despoblación de las localidades de Castilla, deja un paisaje común en muchas de las localidades pequeñas como la nuestra. Las calles, más o menos empedradas, asfaltadas o pavimetadas con cemento, ya no son esas pistas rápidas para el tránsito de chavales con bicis corriendo a toda velocidad, ni coches de jóvenes que preparan en fin de semana, son paseos de abuelas y abuelos encorvados, vestidos con ropas oscuras, que con un paso lento y cansado transitan desde su casa a una corta vuelta por el pueblo para buscar un vecino con quien charlar, pararse frente a unos albañiles que trabajan en una obra y ver como pasa el tiempo entre la llegada del panadero, al frutero o al vendedor del pescado..

Ellos son los seres más entrañables de nuestro pueblo, propietarios de las numerosos episodios que les tuvieron siempre al frente de trabajos duros en el campo, con la mirada puesta en sacar adelante su casa, su familia y sus numerosos hijos. Protagonistas de las páginas más importantes de la historia de nuestro pueblo, nos la cuentan con su forma peculiar de comparar el ayer lento y pausado y el ahora vertiginoso y rápido.

Sus años mozos fueron épocas de muchísima escasez de medios y dureza en los trabajos, de sacrificio y rigor, frente a la abundancia y demasía que nos toca vivir en la actualidad. Sólo su tesón y coraje, su esfuerzo y sacrificio, con la mente puesta en los demás y con su desprendida labor altruista, que a veces les llevó por delante la salud e incluso la vida, sólo así lograron construir lo que hoy es este pequeño pueblo: a ellos les debemos las infraestructuras que aún hoy disnuestros mayores nos dejan las tradicionesfrutamos, como el agua de nuestras fuentes, la construcción del Caño Grande, el Caño Chico, las charcas de arriba y de abajo, el artesiano, los pilones, las carreteras como la de la Ermitilla y la de Gotarrendura, las escuelas, las casas de los maestros, las del médico, el potro, los pozos, la plantación de viñas, la construcción de caminos, de sacamieses, cunetas y tarjías, arboledas y prados y cuanta obra particular hoy embellece nuestras calles y son símbolo de la grandeza y de la hidalguía de nuestro pueblo. Su empuje es nuestra referencia, su trabajo nuestro ejemplo, su sacrificio nuestra guía, sus logros nuestro orgullo.

Somos lo que somos por ellos, y por eso no los olvidaremos nunca.