LA SIEMBRA DEL CEREAL

Una de las curiosidades que alberga nuestro municipio tiene estrecha relación con la siembra del cereal en los campos.

Esta es tierra de agricultores, de sabios y maestros cultivadores de la tierra que han aprendido su oficio de sus padres y del sudor de la experiencia.

Es sabido que la semilla depositada para su fertilización tiene el riesgo de ser comido por los insectos del subsuelo. Para ellos modernamente se lleva la semilla a seleccionar y encalar , con modernas máquinas que acriban y tiñen el grano con sustancias repelentes para los voraces insectos. Esa labor que actualmente se hace con precisas máquinas, antes tenía otra formula, más trabajosa seguramente, más laboriosa y costosa. Pero la filosofía era la misma: los agricultores sabían que el grano debía ir protegido con una especie de cal ( de hay el nombre encalar) y para ello los ingenieros y carpinteros de la época inventaros este artilugio que mostramos y que los agricultores de la Vega utilizaban para encalar el grano.

Consiste en una máquina de forma hexagonal, movida manualmente con una manivela, que se fija en uno de sus laterales y que la hace girar por un eje sobre el bastidor. Pero este eje está colocado en dos planos distintos, con lo que al artilugio al girar, rompe la verticalidad y el grano que se deposita dentro, junto con el producto en polvo y agua, por una trampilla que se cierra hermética, se mezcla con la cal en dos movimientos alternativos: de arriba hacia abajo, por la gravedad y de izquierda a derecha o viceversa por la acción de la manivela.

El resultado es el grano, totalmente mezclado, tintado y fijado con la cantidad de agua justa para estar listo para la siembra y que los insectos le rechacen, consiguiendo así la fertilización y paciencia asegurada cuando la tierra tenga la humedad y el calor preciso.