LOS NIÑOS EN LA PLAZA

Las plazas de los pueblos son lugares de reunión donde las gentes del lugar hablan preguntándose por su cosas, solucionando problema comunes, haciéndose cómplices de alegrías y penas... Los arcos que otras plazas lucen, se construían para que el los días de lluvia las gentes estuvieran haciendo estas labores protegidas y a salvo de los barros. en la Vega no hacía falta estos arcos, pues su inclinación y desnivel natural y el buen drenaje que los arrollo's del pueblo tenía, sumado a la estupenda pavimentación en piedra de nuestras calles no hacía necesaria tales construcciones.El frontenis sustituye desde hace poco a la pelota a mano

Pero lo más alegre de las plazas es cuando los niños las toman, corretean por ellas y viven con explosiva alegría de voces y gritos, su infancia. Allí se fraguan las primeras amistades, se realizan los primeros juegos sociales y se configura la formación de la persona en el trato con los iguales.

La plaza de la Vega se llena de chicos este mes de agosto y sus bulliciosas voces elevan la alegría a todo el pueblo. Es agosto, mes de vacaciones, una evocación de cuando otrora generaciones de infantes correteaban por el pavimento de cemento de la mejor plaza de la comarca.

Hoy, padres y abuelos miran con vigilante y distendido tono a sus pequeños que esperan la caída de la tarde para disfrutar de alguno de los placeres que les da la Vega y que sus juegos en la plaza marcaran para toda la vida imprimiendo un carácter imborrable del que podrán presumir de mayores.

Hoy la plaza de la Vega está muy desvinculada de lo que antaño fue: una norma no escrita dice que no se puede tomar la plaza para aparcar los vehículos, que el frontón es para el juego y que es un espacio público a respetar. Nada de esto ocurre: sabemos que ha venido la funcionaria del Ayuntamiento cuando su coche está aparcado en el juego de pelota; conocemos que el bar está lleno, cuando la farola está rodeada de coches variopintos; presumimos que las tareas agrícolas han terminado cuando los tractores está aparcados en la plaza.. Estos síntomas no hacen sino alterar una norma siempre existente. No hacen sino poner en evidencia la falta de autoridad de los responsables y la merma de derechos de los demás ciudadanos.

Parece curioso, que los vecinos que viven en la plaza, son los más respetuosos con aquella norma y que ellos, aun sintiendo los que tienen los derechos más justificados de poder aparcar cerca de sus casas, son los que más lo respetan. ¿Qué ocurre entonces? Que la falta de práctica de los deportes del frontón han cedido el derecho al aparcamiento. Que la falta de autoridad de la alcaldía ha cedido autoridad para los eventuales conductores no respetuosos. Que la falta de dedicación a los espacios comunes de todos hacen que estos se deterioren y cada particular lo aproveche en su propio beneficio.

Los niños en la plaza son más que la alegría de la localidad: son también la reivindicación de que la plaza es para todos, de que la plaza mayor no es un parquin y que los niños, son los reyes y a los que hay que darles el mejor espacio y más cuidado y respetado de nuestro pueblo.