LA PELOTA A MANO, UN DEPORTE AÑORADO EN NUESTRA PROVINCIA

En el recuerdo, los grandes pelotaris de Vega de Santa María.

Si hubo un deporte popular en nuestra provincia, más bien localizado en la comarca de Arévalo, este ha sido la pelota a mano. Si ha habido un pueblo que viviera volcado a este deporte, ese es Vega de Santa María. Y si hubo unos pelotaris de fama y reconocimiento por el juego de la pelota a mano, estos fueron Jesús Jiménez, Miguel Jiménez y Daniel Arribas.

El juego de pelota consiste en enfrentar a dos equipos de tres jugadores, golpeando alternativamente una pelota con la palma de la mano contra el frontón. Se practicaba en frontón abierto, es decir, sin la pared a la izquierda, con la que ahora cuentan todos.

La afición por la práctica de esta disciplina deportiva, le viene a Vega de Santa María de antiguo, pero fue desde la década de los sesenta hasta los años noventa, cuando tuvo más esplendor.

La idiosincrasia de el pueblo de Vega de Santa María, se ha ido conformando alrededor de la práctica de este deporte, sobre todo en los últimos cien años, que hayamos podido recordar, aunque la construcción del frontón en la pared de la iglesia, data de mediados del siglo XIX, pavimentándose el suelo con cemento hacia 1967, en pleno reconocimiento regional de nuestros más populares pelotaris, .

Fue en el año 1957, cuando de la mano del que fuera responsable del Área de Educación y Descanso, don Félix Lanciego, cuando se emprendió una serie de competiciones entre pelotaris de diversos pueblos de la comarca de Arévalo, y nuestros protagonistas, Jesús, Miguel y Daniel, evocan con nostalgia aquel primer éxito, que supuso jugar la final en el frontón arevalense de Casa Perotas, contra Nava de Arévalo.

No les falto a estos campeones, el acompañamiento del que fuera otro gran pelotari, referencia de los más antiguos y recordado por todos, Antonio Fernández, quien junto a Ricardo Martín, y José Mayoral, fueran protagonistas de otras grandes gestas deportivas, como un desafío en el frontón de Velayos, en 1929, contra los jugadores de Blascosancho, Isidro García, Alejandro Martín y Leovigildo Rodríguez, protagonistas de un partido a 75 tantos muy esperado y celebrado en toda la comarca.

 

Conocidos en toda la provincia

Las competiciones protagonizadas por Jesús, Miguel y Daniel, continuaron a partir de aquella fecha, por numerosos pueblos de la provincia, por los que llevaron el nombre de Vega de Santa María con honor, orgullo y humildad, siendo los mejores embajadores de su pueblo que les quería. Jesús Jiménez

Miguel JiménezAdanero, Albornos, Arévalo, Cantiveros, Flores de Ávila, Fontiveros, Herreros de Suso, Mancera de Arriba y de Abajo, Pajares de Adaja, Sanchidrián, Velayos. fueron, entre otros, frontones que recogieron aquellos partidos que tenían tanto de exhibición como de competición en buena rivalidad.

Los tres pelotaris de la Vega, llamaban la atención por su juego y por su habilidad en cada tanto. A la fuerza y destreza de Daniel, se sumaba la seguridad y constancia de Jesús y la pericia de Miguel, que a pesar de faltarle de nacimiento el brazo izquierdo, no carecía de maestría y buena técnica.

La popularidad llegó a tales extremos que no había fiesta en los pueblos, romerías o ferias, que no contara con un partido de pelota donde los invitados más esperados fueran los tres deportistas de Vega de Santa María, a los que se les buscaba rivales de entidad que les ofrecieran resistencia y con los que dieran espectáculo. Fueron sonados los encuentros deportivos con rivales como Paco Callejo de Tolocirio, los canteros de Mancera, o Lucrecio y Matías de Flores de Ávila. Daniel Arribas

En plena temporada veraniega, eran famosas las citas deportivas en el frontón de Jorgito, en Sanchidrián, al que acudían en bicicleta para enfrentarse con equipos de otros pueblos, preferentemente segovianos. En el frontón se cobraba entrada para ver aquellos partidos de la tarde del domingo, aunque este triplete nunca cobró por jugar.

Otros partidos se organizaban bajo la mediación de don Julio, veterinario de Flores de Ávila, hombre entendido y amante de este deporte que paseaba por la provincia dos equipos de pelotaris de su localidad. Contra ellos jugaron grandes partidos, siendo sin duda los rivales más competitivos.

 

Recibidos como estrellas

Cuando un pueblo celebraba un acontecimiento importante, relacionado con este deporte, como la inauguración de un frontón, o se convocaba un partido de alta competitividad, no faltaban los pelotaris de Vega de Santa María. Así cuentan como viajaron en tren a Fontiveros para jugar dos partidos, uno de competición el primer día y tras hacer noche un partido de exhibición. Fueron agasajados con un recibimiento espectacular encabezado por la corporación municipal, como merecían las estrellas deportivas del momento.

Los trofeos que guardan en sus casas, rememoran aquellos encuentros y entre los premios más significativos cuentan unos relojes, de marca Festina , que recibieron tras el partido de la romería de Nuestra señora del Pinarejo en Aldeanuela del Codonal.

 

Las pelotas y el frontón

Es curioso conocer como se confeccionaban las pelotas. Si bien las preferidas eran las que traía cada año Daniel de Azpeitia, cuando subía a buscar la salud de su madre en los baños termales, y probaba las que fabricaban la familia de los famosos pelotaris de la saga Atano, eligiendo siempre dos o tres de las mejores. Otras eran confeccionadas aquí, con las cámaras de las ruedas de las bicicletas, haciendo un bola que se cocía o quemaba, se redondeaba a navaja una vez secas, envolviéndose con lana o estambre hasta conseguir el tamaño, se añadía a veces, unas tiras de papel de plata que propiciaban ese sonido seco del choque de la bola contra la pared y finalmente se forraba con piel de ternera muy fina y muy curtida. Su peso no pasaba de 110 gramos, con lo que cumplía el reglamento y eran perfectamente actas para el juego. Su mantenimiento era importante, sin olvidad poner sebo o grasa de la médula de los huesos, después de cada partido y secarla al comenzar el próximo.

Victor,Alexis y sus amigosLa pared de la iglesia era el lugar mas común donde de ubicaba el frontón de los pueblos y el suelo de cemento era de una de las empresas de infraestructura más necesarias, en las que invertían cada localidad.

No era común que hubiera pared a la izquierda, del modo que conocemos los frontones actuales, aunque en algunos lugares aparecía un pequeño rincón que aprovechaban los jugadores locales para particularizar las reglas. Con el paso del tiempo, los frontones fueron adaptándose a esta normativa de doble pared y los campeones de la Vega también adaptaron su juego a esta circunstancia.

 

La táctica de juego.

Jugar a pelota con la mano no es fácil, pues a la dificultad de la técnica de dirigir la bola, se une la fuerza del impulso con el consiguiente dolor en la extremidad y la picardía de colocar la pelota alejada de la posición del contrario.

Seguramente eran los trabajos agrícolas del campo, actividad principal de los jugadores morañiegos, los que endurecían la mano y la acostumbraban a resistir bajo los callos

El triplete de la Vega se plantaba en el frontón jugando a la izquierda Daniel Arribas, a la derecha Jesús Jiménez y como zaguero Miguel Jiménez.

Era el temperamento y carácter, la resistencia y la constancia sus principales cualidades. ¡Siempre juego limpio! Con humildad, con modestia, sin soberbia, sin altanería; sabiendo ganar y perder. Haciendo amistades que aún conservan y les recuerdan.

El juego lo hacían fácil pues tenían brazo; y cuando se tiene brazo se tiene golpe; y cuando se tiene golpe hay que pegar atrás y los que más pegada tenían era el equipo que formaban los jugadores de la Vega.

Adelante jugaban sabiéndoselas todas. Sólo quedaba dejar transcurrir el partido buscando el cansancio de los contrarios: Luego el remate final y el espectáculo; y las pelotas cruzadas y la bola rasera y el golpe atrás haciendo correr al contrario.

“Los tantos los ganan los delanteros” dice Miguel. “Sacar la pelota atrás, desahogar el juego, para ver venir el rechace y tener tiempo para pensar la próxima pegada” añade Jesús. “Cruzar el golpe raso y fuerte de izquierda a derecha, moviendo al delantero” aporta Daniel.

Hablaban entre ellos, consensuaban las tácticas, estudiaban los puntos débiles de los contrarios ¡y allí abrían brecha!. Una y otra vez.

Con el paso del tiempo, este trío de recordados pelotaris tomó diferentes caminos, coincidiendo con la decadencia de la práctica de este deporte, al que la raqueta le ha puesto un sucedáneo no aceptado por todos.

Sólo queda en la localidad la añoranza, la admiración y el recuerdo amable, sincero y gentil.

Los tres jugadores estrella de la Vega, no estaban sólos en la practica de alta competividad de este deporte por el que se conocía a nuestro pueblo, en muchos lugares de nuestra región. Citar a unos es dejar en el olvido a otros injustamente. En la Vega, se hacía cola entre los mozos para jugar en el frontón. Se competía en buena liz, sólo paraba el juego en Semana Santa, con Dios muerto y presente en el Sagrario, o cuando la nieve, el suelo embarrado u otros aspectos climatológicos, hacían imposible la práctica del deporte. Por ello fue bienvenida la oferta del Gobernador Civil, José Antonio Vaca de Osma, de ofrecer el cemento para el firme del suelo como compensación a la "donación" que se le hacía de los escudos del palacio de los Duques de la Conquista, para su su residencia privada en el pueblo de Narrillos de San Leonardo, donde hoy aún permanecen, en otras manos, como testigos de la usurpada historia de nuestro pueblo.